lunes, 23 de julio de 2007

And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,

Una noche, al volver del bar, encontré un demonio dormido en el zaguán de mi casa. Me quedé de piedra. No solo me asusté por el hecho de que era un demonio, sino que me preocupé mucho por los terribles ronquidos que lanzaba, como blasfemias, que amenazaban con despertar a todo el barrio.

Es increíble pero mi gata estaba durmiendo sobre su pecho. Parece que los gatos son los guardianes de los sueños de los demonios...

Desde atrás de mi nuca, sentí llegar los recuerdos de ese poema, con esa terrible musicalidad:

"And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming..."

Los versos de Poe, me atraparon y me pareció que la voz que los recitaba en mi cabeza no era la mía.

No pude aguantar la tentación de saber en qué soñaba el demonio. Me dispuse a despertarlo.

Mi gato pareció comprender mis intenciones ya que me maulló una advertencia. Pero, la curiosidad pudo más. Le toqué suavemente el hombro, justo debajo del nacimiento de su ala de color carmesí.

Debo reconocer que me costó bastante despertarlo, no sólo por la profundidad del sueño del demonio, sino también al generoso Oporto que había regado mi reunión. Había pasado una noche gris, como casi siempre, enfrascado en conversaciones que no me interesaban con personas que no me interesaban. Supe en mi interior que el hecho de encontrar a este demonio en mi zaguán, 
era sin duda, el mayor evento de mi vida.

Cuando, por fin, logré que el demonio despertara, estaba practicamente cara a cara con él.

Abrió los ojos, que en realidad es una manera de nacer, y parpadeo un instante confundido. Pareció desprevenido, indefenso como todos los que despiertan/nacen.

No recuerdo haberlo visto hablar, pero si recuerdo como su voz reverberó en mi cráneo como una plegaria en la catedral.

"¿Por qué me despierta amigo? Esta jugando con cosas que no puede controlar" dijo.

"No fue mi intención molestarlo", repuse, "pero no pude evitar hacerlo. Me imagino que usted comprenderá la naturaleza de la tentación."

El demonio río, con una belleza extraordinaria. "Seguramente conozca a la tentación mejor usted que yo. Nosotros los demonios no estamos tentados, ni lo estaremos. Pero dígame ¿cuál es la duda que lo aqueja? ¿Porqué toma tanto riesgo al despertar a un demonio?"

La sombra creció en sus ojos y se acomodó, alagada, en su pupila.

"¡Le conviene tener una buena razón!"

Envalentonado, porque estaba sobreviviendo al encuentro, le recité la oración del poema de Poe.

"Lo que quiero saber es en qué sueña un demonio cuando duerme..."

"¿Realmente quiere saber eso?" me dijo y sonrío ya no bellamente sino sombríamente. Me pareció que se relamía los labios. Dijo:

"Los demonios soñamos con ustedes. Sí, no ponga esa cara de sorpresa. La vida de cada hombre es el sueño de un demonio. Cada vez que uno de nosotros despierta, se apaga la luz de uno de ustedes."

Nunca esperé aquella respuesta. ¿Me hacía involuntariamente un asesino? ¿Dónde estaría durmiendo mi demonio? Ese ser monstruoso, que me moldeaba con su grotesco inconsciente, como una imagen difusa en el mundo. ¿Serían sus sueños mediocres? ¿Soñaría todas las veces lo mismo? ¿Qué sucede si algún desprevenido en el mundo despertara a mi demonio? Tenía que conocer dónde estaba mi dueño, el ser que me soñaba.

El monstruo que tenía enfrente, pareció leer mi mente. "Nadie puede conocer a su demonio. Sin embargo le puedo contar como era el sueño del que me despertó..."

Antes de que pudiera negarme el demonio comenzó:

"Soñaba a un hombre mediocre. No estaba muy conforme con su vida y a medida que pasaban sus días, su existencia se me hacía intolerable. Fue gris en sus amores, no se lo recuerda por su elocuencia, nunca odió a nadie pero tampoco se dejó odiar. No junto gran fortuna, ni dejó un legado artístico. Mucho menos que humano."

Me sorprendí de lo duro del juicio del demonio sobre su sueño. "No debe sorprenderse me dijo, hay muchos hombres que viven una vida así. Son frutos de un demonio como yo, sin imaginación. Pero escuche lo ultimo que soñé."

"Mi hombre miserable, mi objeto, mi despreciable compañero, pasó la última noche de su vida en un bar, manteniendo charlas intrascendente, con personas intrascendentes. Cuando volvía a su casa, se encontró en el zaguán a un demonio que roncaba. Tenía las alas de color carmesí, así como las mías, y un gato dormido en el pecho... Si bien pensó que era algo peligroso de intentar, mi pusilánime invención, despertó al demonio. Seguramente, lo hizo para saber qué cosas sueñan los demonios. Sé con certeza que antes de decidir despertarme sintió una voz que le canturreaba:

"And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming..."

Y el demonio río, ya de manera macabra, mientras yo caía de rodillas delante de él. Mientras moría seguía sintiendo sus carcajadas.

Antes de exhalar mi ultimo aliento, el demonio pasó a mi lado. Acercó su rostro inmundo al mío y me dijo:

"¡Gracias por despertarme! Así usted y yo nos libramos de su patética vida."

Mi gata vino a mirarse en mi ojo, pero yo ya no veía nada más.


Kiss and Chirlo

jueves, 19 de julio de 2007

Por el placer de contar...

A veces es necesario contar algo sin tanto preámbulo.



"Sucedió entonces que desapareció todo el color verdede mi país. Así. De golpe. De un día para el otro.

El pasto, los tallos, los viejos degenerados,las ranas y sapos, todo, perdió su color verde. Fue reemplazado por un gris opaco y sucio, que hacía acordar al aliento de los colectivos.
Las niñas que tenían los ojos del color desaparecido parecieron, en un segundo, mucho más viejas que de costumbre.

El verde, el color que significaba tantas cosas, la vida, la esperanza, la inmadurez, se perdió completamente.

Al principio, se trató de tomarlo de una manera mesurada, pero pronto las cosas se salieron de control.  Se organizó una búsqueda total para ver si quedaba aún algo verde en el país, arrojando la conclusión de que no quedaba nada de nada.

Ante el hecho consumado, se trató de "componer" una descripción del color verde para las generaciones futuras.

Algunos abogaron por una descripción meramente poética, otros preferían una explicación científica. Se trató en vano de llegar a un acuerdo pero resultó imposible. Cada uno veía, o mejor dicho, recordaba , al verde de una manera distinta.

"Color Verde: resultado de la mezcla del amarillo y el azul", fue rechazada porque al mezclar el amarillo y el azul ya no se podía obtener el color verde.

Otra de las rechazadas fue: "Color Verde: es un color alto, de nariz esponjosa. Se lo suele ver acompañado de otros colores como el violeta y el rojo. Tiene manos callosas ya que acostumbra trabajar la tierra."(Anulada porque el color rojo no quizo participar)

"Color verde: el color del beso que me dio María Luisa" (rechazada porque no se sabía de qué María Luisa se trataba y no se alcanzó a besar a todas las María Luisas del país)
                                                                                                                                                                                             

La crisis del verde, como se llamó al problema, influyó, sobre todo, en la poesía de la época que a dado en denominarse "La era gris". El conocido autor Arnaldo Darragueira, representa quizás el mejor ejemplo de la rima de esta época, con su conocido poema "yo te quiero viva, yo te quiero gris" del que transcribimos un fragmento:

No deseo, alma mía,
que no seas feliz.
yo te quiero viva,
yo te quiero gris.

Gris, como el tallo de la rosa
Gris, como la hierba más hermosa,
Gris, como tus ojos de esmeralda,
Gris, como ese lunar de tu espalda.



Pasado un año del incidente, se comenzó en todo el país una campaña para devolverle el color a los elementos que lo habían perdido. Se reclutaron voluntarios que, desinteresadamente, se dedicaron a regalar un nuevo color a las bellezas desteñidas.

Una vez reunido el equipo necesario, se llamó a un plebiscito para elegir los nuevas tonalidades para las cosas. Los resultados fueron asombrosos. Se descubrió que el 80% de la población prefería el césped de color azul. Se supo que la mayoría prefería que las margaritas tuvieran el tallo blanco, con puntos violetas y se concluyó que el color ideal para los sapos era el rojo. Así se pudo paliar, de una vez por todas, la crisis mundial del verde.

Sin embargo, aún las chicas de los barrios, aquellas particularmente agraciadas, miran con sus ojos grises y parecen añorar el color verde perdido.



Yo, ahora te pregunto; ¿Cuándo fue la última vez que viste el verde?"

"No sé Fulgencio", le contesto a mi enano matero.

"Aprovechen los colores que tienen. Nunca sabemos cuánto van a durar. ¿Si mañana desapareciera el azul, podrías seguir viviendo?"

Me tomo el mate y me quedo pensativo. Fulgencio tiene, cuando no, esa media sonriza en su boca.

Por alguna razón tengo muchas ganas de ir a mirar la vida.


Beso y chirlo

martes, 17 de julio de 2007

No taaaaaaaaaaaaaan de miedo!

Hace frío, estoy tosiendo como condenado.

Fulgencio, que no esta cumpliendo sus funciones de enano matero, me mira...

"Cuéntese una de terror" le pido. "Dele Fulgencio, una de esas que dan miedito..."

Mi amigo tuerce la sonrisa. Su ojo izquierdo parece oscurecerse. Siento que se me hiela la espalda. El ultimo ronquido del viento, aviva y sofoca, alternativamente, las llamas del fogón.


Con una voz helada Fulgencio dice:

"Había una vez, una Suegra..."


"Suficiente" suplico. "Esta noche seguro que no puedo dormir."



Oda de un hombre a su suegra:

No me da miedo tu torva mirada,
No creo que en su hiel me odie,
No siento que juzgue cada paso que doy,
No creo en sus palabras de desprecio,

Lo único que temo,
Lo que no me deja respirar y me oprime,
Es que ver en usted a su hija avejentada...

DIOS LO QUE ME ESPERA!



Beso and Chirlou

La fila interminable

"Bueno Fulgencio, cuéntese algo de su vida..."

Mi enano matero me mira y, como es su costumbre, parece a punto de largarse a reír.

"¿Mi vida?" pregunta." Bueno, toda no la conozco. Solo recuerdo los últimos años. Este último decenio he estado tratando de renovar mi Licencia para Vivir."

Me atraganto con el mate. Ahora sí Fulgencio larga la carcajada.

"No se asuste, comenta socarrón. Es que en el país de los enanos materos los trámites demoran.
Le comento; hace como 10 años perdí mi Licencia para vivir. Es un plastiquito verde que tiene mi foto y mi firma. Y es lo único que me autoriza a vivir una vida plena.

Por ahora, mientras espero que me lo renueven, tengo este certificado" me dice enseñándome un papel sucio y plagado de firmas y sellos, carcomido como un tablón de tribuna.

"Mi pueblo tiene una larga tradición burocrática. De hecho para nosotros, mientras más largo es el papeleo, más placentero es."

"Pero", le digo "¿10 años de trámite Fulgencio? ¿No será mucho?"

"No se crea, lo lindo de hacer trámites es que todos sabemos a qué venimos y a dónde queremos llegar. Esta en uno tener la capacidad de llegar aceptablemente, pero la mayoría llega...

Yo todavía me acuerdo de mi primer trámite.... y de mi primer amor de trámite..."

"¿Amor de trámite? ¿Y eso?" (El mate se está enfriando en mi mano)

"Claro le comento". Fulgencio entrecierra los ojos para recordar. Hace evidentemente un esfuerzo físico.

"La conocí de espaldas, como siempre pasa. Ella estaba 5 lugares más adelante que yo en la fila para el certificado de buenos modales. Era alta (para ser enana matera) y más bien robusta. Pero por la forma en que movía sus hombros al esperar, se deducía que era bastante inquieta.

Tenía el pelo enrulado de tal manera que parecía como que miles de serpentinas le habían brotado de la cabeza. Era de color Violeta pálido. No puedo asegurarlo, pero cuando alguien abría las puertas del edificio, me llegaban oleadas del que, creo, era su perfume de trébol.

En ese entonces estaba yo acreditándome para mi primera Licencia para Vivir, así que me pasaba todo el día haciendo cola frente a las ventanillas (y mirándola respirar).

Una tarde, mientras le sellaban una constancia, miró casi imperceptiblemente hacia atrás.

Y me vio

Y la vi.

Al poco tiempo le cedía su lugar en la fila a la gente que venía detrás de ella, de manera tal que pudimos estar juntos para el fin del día.

Todavía recuerdo el verso que le dije:

Alma mía,
Dulce corazón,
No te alejarías,
¡Sin mi autorización!

Algún municipal divino,
Un empleado visionario,
Puso tu nombre y el mío,
En el mismo formulario.

Ya nunca podré dejarte,
Vive con mi ilusión,
¡Mi amor no tiene, amante!
Certificado de defunción.


Fulgencio se ríe. Parece revivir mil años.

"Uno cuando ama, tiende a mentirse. Le prometí amor eterno, hasta la próxima ventanilla. Se alejó de mí cuando nos enteramos que estaba haciendo la fila equivocada....."

No me atrevo a preguntar más. Le paso el mate a mi enano inmortal y cuando vuelve parece que, mezclado con la yerba hay un poco de sal de lágrima.


Inspirado por la interminable fila del registro civil de San José Mendoza.



lunes, 16 de julio de 2007

Las presentaciones de rigor

"Bueno antes q nada debemos presentarnos para quién no nos conoce...

Yo soy el chicho. Mucho gusto.

El es Fulgencio, mi enano matero.

Nos conocemos desde hace.... cuánto?" le pregunto a Fulgencio...

El me mira con su cara de compadrito y me dice: "Hace masomenos 2 horas, acordate que nací de una charla en el msn"

"A claro....."

"Fulgencio nació de una conversación en msn. Cuando menos me lo esperaba, brotó literalmente de la pantalla. Pego un salto, se acomodó la boina bordó y me dijo: Dulce o amargo?

Debo reconocer, que si bien me sorprendió verlo, me acostumbré pronto a sus mates con yuyos y a su filosofía. Según el mismo comenta, hace tanto que nació que ya no se acuerda cuántos años tiene, ni dónde nació. Yo sostengo entonces que es inmortal. Si no sabés cuántos años tenés, podes tener 5 o 500, ergo sos inmortal.

Fulgencio niega con la cabeza. Parece que se ha acostumbrado a contradecirme. "Negro" me dice, "inmortal no soy. Gracias a Dios!. Lo que pasa es que he vivido tanto, que ya las cosas no me duelen. Lo único que tengo son recuerdos del dolor."

No creo que sea así, uno cuando recuerda generalmente vuelve a vivir lo que vivió. Le vuelve a doler esa cachetada, vuelve a gozar de ese gol o a ponerse colorado por ese beso.
Varias veces me he descubierto, observando gente que se rie sola o que enrojece sin razón aparente. ¿Qué historias recordaran en sus mentes? ¿Cómo es posible que Dios permita que esas historias se pierdan?

Yo creo que el cielo es una gran biblioteca, donde al llegar, un arcángel con lentes nos da una copia de la historia de nuestra vida. Entonces nos ponemos a releer nuestras torpezas, nuestras cobardías y nuestras valentías inesperadas. Cuando terminamos de leer, comprendemos porque pasó cada cosa, y observamos el hilo invisible que nos llevó a ser lo que somos. O lo que fuimos mejor dicho.

Entramos a la eternidad releyendo nuestra vida y arrojándola al fuego.  ¿Para qué conservar esas intrigas sin sentido? El Arcángel sacará entonces un nuevo libro y comenzará a escribir una nueva historia.

Pero no quiero apesadumbrar a Fulgencio con mis delirios de trascendencia. Prefiero creer, sin embargo, 
que algun día leeré en un libro celestial, su criollo saludo: Dulce o amargo?

ESTAMOS EN EL AIRE?

Usamos esta expresión Susanística para anunciarle al mundo de internet que estamos vivos.
No sabemos para qué lado saldrá esto, pero intentaremos que sea para el lado "claro" del alambrado.

A nuestros lectores (o sea a vos, ZORRA!) les prometemos solo una cosa:

Entradas desactualizadas y malas fotos....


El saludo formal será:

Beso y Chirlo

(yo lo inventé así que yo lo uso)